Vito se quedó en casa con nosotros tras su muerte - Nuestra despedida del fin de semana | Episodio 5
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Tiempo de lectura 7 min
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Cuando muere un perro, a menudo no sólo se siente el vacío, sino que también surge la pregunta: ¿qué pasará después? En este episodio del Vitomalia Dogcast, te contamos todo lo que pasó inmediatamente después de que nuestro Vito fuera sacrificado, desde el viernes por la tarde hasta su incineración el lunes.
Te contamos por qué decidimos tener a Vito en casa con nosotros todo el fin de semana, cómo organizamos este tiempo y qué nos ayudó a despedirnos.
Este artículo le ofrece una visión de una fase de la que casi nadie habla: los días que transcurren entre la muerte de un perro y la despedida final. Compartimos nuestras experiencias con sinceridad, sin adornos, con la esperanza de orientarle y quizás también de reconfortarle.
Cuando Vito fue sacrificado el viernes, enseguida tuvimos claro que no íbamos a regalarlo. Queríamos pasar el fin de semana con él en casa. Para nosotros era importante que se quedara en su lugar de siempre: no en una nevera del veterinario, ni "guardado" anónimamente, sino con nosotros, donde siempre había estado.
Acostamos a Vito en su lugar favorito, cuidadosamente preparado con almohadillas para mantenerlo todo limpio. No era habitual, pero nos sentíamos bien. La idea de tenerlo en casa nos daba apoyo. Podíamos acariciarle en cualquier momento, sentarnos con él, compartir recuerdos y, sobre todo, despedirnos a nuestro ritmo.
El cuerpo cambia tras la muerte. Al cabo de unas horas se enfría, los músculos se endurecen. Los fluidos pueden dispersarse, la forma del cuerpo puede cambiar. Para nosotros, la idea de tener a Vito en casa tras la eutanasia fue totalmente extraña al principio, seamos sinceros. Al principio suena extraño, quizá incluso "aterrador", tener un perro muerto contigo.
Sin embargo, no queríamos que se quedara en el anonimato en una cámara frigorífica del veterinario o del crematorio. Nuestro veterinario nos había preparado y explicado que, a menudo, los perros tienen que estar almacenados en las estrechas cámaras frigoríficas del veterinario de tal forma que se producen cambios visibles, por ejemplo, porque los cuerpos se comprimen o los fluidos se distribuyen de forma desfavorable. Esto puede ser difícil de soportar después, sobre todo cuando quieres despedirte una vez más.
Lui ya conocía esta experiencia por su perra rottweiler Furia. La había dejado en el veterinario y, cuando la volvió a ver más tarde, su cuerpo estaba gravemente deformado. Quería evitar a toda costa este recuerdo para Vito.
Dejamos a Vito en su cama para perros, como siempre le había gustado. Colocamos pañales debajo de él para estar seguros en caso de que se filtrara algún fluido, algo que puede ocurrir en las primeras horas y días después de la muerte. Le cubrimos con su manta favorita, le pusimos un juguete a su lado y le colocamos la cabeza para que no se le cayera hacia un lado. Y luego nos sentamos con él. Le acariciamos una y otra vez, le besamos en la frente, le hablamos como si aún estuviera allí. Vimos vídeos antiguos, reímos, lloramos, recordamos cosas. Nos hizo mucho bien tenerlo tan cerca. La idea de "entregarlo" de inmediato y meterlo en una habitación fría nos habría roto el corazón. En lugar de eso, pudimos despedirnos a nuestro ritmo.
El cuerpo de Vito cambió de forma natural con el tiempo. Al cabo de dos días estaba más fresco, las cuencas de sus ojos se hundieron ligeramente y sus miembros se volvieron más firmes. Pero no era una visión aterradora. Seguía oliendo como nuestro Vito. Yacía allí como si simplemente estuviera dormido. Y así es exactamente como queríamos recordarle.
Para nosotros, este tiempo no tuvo precio. Nos despedimos de Vito en paz, sin presiones de tiempo, sin entornos desconocidos, sin que nadie nos dijera cuándo tenía que "acabarse". Volveríamos a tomar esta decisión en cualquier momento.
¿Cuánto tiempo puede permanecer en casa un perro fallecido?
Normalmente es posible tener a un perro fallecido en casa hasta 2-3 días. Esto se debe principalmente a razones emocionales: Ayuda a asimilar la pérdida, a volver a tocar al perro y a despedirse conscientemente.
Aquí hay aspectos importantes:
Temperatura ambiente: El cuerpo puede almacenarse en una sala de estar normal y fresca (aprox. 18-20 °C) durante aprox. 1-2 días.
Habitación fresca o balcón: lo ideal es disponer de una habitación fresca, como un sótano, una habitación de invitados sin calefacción o un balcón (en invierno), ya que el frío retrasa considerablemente la descomposición.
Meses de verano: Puede resultar difícil, ya que las habitaciones se calientan rápidamente. Si no se dispone de un lugar fresco, hay que estar preparado para trasladar el cuerpo a un lugar de refrigeración profesional (veterinario, crematorio) al cabo de 24 horas como máximo.
Almohadilla: el perro debe tumbarse sobre una almohadilla absorbente (por ejemplo, toalla, manta, cambiador) por si se escapan pequeñas cantidades de líquido.
Postura: Lo mejor es tumbarse en posición natural (de lado) para evitar calambres.
¿Por qué cambia el cuerpo?
Tras la muerte, comienza el proceso de autolisis (autodisolución de las células). Las células comienzan a descomponerse, produciendo gases y fluidos tisulares.
Este fin de semana ha sido el más intenso emocionalmente que hemos vivido nunca.
Lo que nos sorprendió: Con el tiempo, se volvió más tranquilo dentro de nosotros. No era menos triste, pero se volvió pacífico. Vito estaba allí. Podíamos acariciarle, dormirnos a su lado, hacernos a la idea de que se había ido a nuestro ritmo.
Amalia, nuestra segunda perra, fue una parte muy importante. Olfateaba a Vito con cuidado, pero también se apartaba. Parecía como si supiera exactamente lo que estaba pasando, y como si le estuviera dando su espacio. También era importante para ella que Vito no "desapareciera de repente", sino que pudiera experimentar el cambio.
Durante la noche, llevamos a Vito a nuestra fresca terraza. Queríamos asegurarnos de que la temperatura se mantuviera baja para que su cuerpo no cambiara demasiado rápido. Lo pusimos en un sofá exterior elevado para protegerlo de los animales, colocamos velas a su alrededor y dejamos la puerta abierta para que siguiera "con nosotros", o eso nos parecía.
A menudo nos sentábamos en silencio, poníamos la mano sobre su pelaje y sentíamos que decir adiós no ocurre en un instante, sino que es un proceso.
Importante saber
Los perros perciben el estado de ánimo en casa, incluso tras la muerte de uno de los suyos. Si tienes varios perros, dales la oportunidad de despedirse.
Quítese la presión de encima. No hay nada "correcto" o "incorrecto", sólo lo que os hace sentir bien a ti y a tu perro.
No obstante, el momento de la decisión sigue siendo un estado psicológico excepcional. Muchos propietarios afirman que sólo entienden a posteriori la claridad con la que su perro demostró que estaba listo para irse, y que la decisión de esperar a menudo surgió del dolor humano, no de la necesidad del animal.
Para nosotros, Lui y Paulina, éste fue el mayor debate: ¿queremos esperar y probarlo todo, o darnos cuenta de que ya lo hemos probado todo?
Pasamos días, semanas de hecho, analizando cada síntoma, discutiendo cada nuevo intento, aferrándonos a cada esperanza. Pero en algún momento tuvimos que preguntarnos sinceramente: ¿seguimos haciendo esto por Vito o lo hacemos por nosotros mismos?
La decisión de dejar mar char a Vito no fue una decisión de rendirse. Fue exactamente lo contrario. Fue el mayor acto de amor que podíamos darle. No queríamos que sufriera, no queríamos que muriera solo en el hospital en algún momento, no queríamos que siguiera luchando sólo porque teníamos miedo de despedirnos.
Una vez que lo tuvimos claro para los dos, lo supimos:
El fin de semana con Vito en casa fue una de las experiencias más importantes y sanadoras para nosotros en nuestro duelo. No fue solo una despedida pragmática, sino consciente, digna y cariñosa, a nuestro ritmo.
Podíamos seguir acariciándole, oliéndole, haciéndole pequeños gestos que eran importantes para nosotros. Podíamos despedirnos cuando y como quisiéramos, sin el ajetreo de un transporte directo ni la visión de un cuerpo helado y alterado en el veterinario.
Sí, la idea de dejar al perro muerto en casa puede parecer extraña a primera vista. Pero para nosotros fue una forma de despedirnos de Vito con respeto y cariño, y de organizar esta despedida de la forma más sanadora para nosotros, que somos amantes de los perros.
Esperamos que nuestra experiencia le anime a encontrar su propio camino si alguna vez tiene que despedirse de su perro. Sin vergüenzas, sin falsos tabúes, pero de la forma que mejor os parezca a ti y a tu perro.