[Día 49] Comprender y defender los recursos: Por qué los perros necesitan aprender a compartir
Obediencia básica: Día 49 de 56
Este vídeo y este adiestramiento forman parte del Concepto de Obediencia Grunge, un programa estructurado para fomentar la obediencia y el vínculo entre humanos y perros. El concepto es cuidadosamente didáctico y metódico para garantizar que cada ejercicio se basa en el anterior para lograr la máxima eficacia. Es crucial que lleve a cabo el adiestramiento en el orden previsto para conseguir los mejores resultados posibles para su perro.
Los recursos son una parte fundamental de la vida de nuestros perros. Incluyen todo lo que es esencial para sus necesidades: comida, juguetes, lugares donde dormir e incluso nosotros, los humanos, como cuidadores. Defender estos recursos es un comportamiento natural profundamente arraigado en la evolución de los perros. No se trata sólo de proteger lo necesario para sobrevivir, sino también de hacer frente a la competencia y a las estructuras sociales.
En este artículo examinamos la teoría y la perspectiva canina que subyacen al concepto de recursos y defensa de los recursos. ¿Por qué los perros defienden sus recursos, incluso cuando viven en la abundancia? ¿Qué papel desempeñan la frustración y la agresividad en este contexto? ¿Qué podemos aprender de este comportamiento para comprender mejor a nuestros perros? Abordamos estas cuestiones y arrojamos luz sobre el trasfondo con el fin de crear una comprensión más profunda de este importante tema.
¿Qué recursos hay para los perros?
Los recursos son todo aquello que tiene un cierto valor para los perros y les ayuda a satisfacer sus necesidades. Esto incluye no sólo cosas obvias como comida y agua, sino también juguetes, lugares donde dormir y, a veces, incluso a nosotros, los humanos, como cuidadores.
Lo que un perro considera un recurso varía de un perro a otro. Por ejemplo, un perro puede estar apegado a su juguete favorito, mientras que otro no muestra ningún interés por los juguetes. Esta percepción depende de la experiencia, la personalidad y también de factores genéticos.
Recursos como "combustible" para las necesidades
En biología, un recurso se define como algo que un ser vivo necesita para satisfacer sus necesidades básicas y garantizar su capacidad de supervivencia. Para los perros -y los animales en general-, recursos como la comida, el agua y el cobijo no son sólo bienes útiles, sino elementos esenciales para la supervivencia. Estos recursos están estrechamente ligados a su desarrollo evolutivo y en muchos casos determinan su comportamiento.
La comida es la base de la supervivencia y, por tanto, uno de los recursos más defendidos. Incluso los antepasados de nuestros perros, los lobos, tuvieron que lidiar con recursos alimenticios limitados en la naturaleza. Dentro de una manada, la comida no se distribuía uniformemente, sino que estaba regulada por jerarquías claras: Los animales de mayor rango tenían acceso prioritario a la comida. Estas jerarquías eran cruciales para minimizar los conflictos dentro de la manada y garantizar la viabilidad de la manada en su conjunto.
Esta herencia biológica sigue siendo visible en nuestros perros domésticos. Aunque vivan en un entorno en el que la comida no escasea, a menudo conservan el comportamiento de proteger o defender recursos como el alimento. Desde una perspectiva evolutiva, esto tenía sentido: los animales que eran capaces de defender con éxito sus recursos tenían más posibilidades de sobrevivir y reproducirse.
Los juguetes pueden parecer menos importantes desde una perspectiva humana, pero para los perros son un recurso importante que está estrechamente ligado a su comportamiento y desarrollo social. Para muchos perros, jugar con un objeto es una forma de liberar el exceso de energía y poner en práctica su comportamiento natural de caza o búsqueda. Los juguetes suelen sustituir a las "presas" que perseguirían en la naturaleza y proporcionan a los perros estimulación mental y física.
Este vínculo entre juego y recursos también puede remontarse a la evolución: En la naturaleza, perseguir a un animal de presa sería una combinación de esfuerzo físico, estrategia y el sistema de recompensa del cerebro. Los juguetes simulan este proceso y ofrecen al perro una tarea significativa estrechamente vinculada a sus necesidades naturales.
Además de la comida y la actividad, un lugar seguro donde dormir es también un recurso fundamental para los perros. En la naturaleza, es esencial para su supervivencia encontrar un entorno protegido donde descansar y regenerarse sin ser molestados por los depredadores. Estos instintos también están presentes en los perros domésticos: Un perro que está en su cama o zona de descanso suele considerarla "su territorio" y puede defenderla si se siente amenazado.
Desde una perspectiva evolutiva, la defensa de los recursos se ha convertido en una estrategia eficaz en los perros, como en otros animales sociales. Al defender la comida, la protección u otros bienes, aseguran su base de supervivencia. Este comportamiento está estrechamente relacionado con el sistema de recompensa del cerebro, que libera endorfinas cuando las estrategias de defensa tienen éxito y refuerza positivamente el comportamiento. Al mismo tiempo, es una estrategia social: la capacidad de asegurar con éxito los recursos puede influir en la reputación y la posición del perro dentro de manadas o grupos.
Aunque nuestros perros domésticos ya no tienen que luchar por su supervivencia diaria, este comportamiento tan arraigado sigue siendo evidente en situaciones cotidianas. Se acapara la comida, se defienden los juguetes favoritos y se reclama un lugar tranquilo. Este comportamiento nos recuerda que nuestros perros están biológica y evolutivamente estrechamente ligados a sus antepasados. Comprendiendo estos orígenes, podemos entender mejor sus acciones en la vida cotidiana y tratarlos con respeto.
Así que los perros defienden los recursos por una razón: es su forma de asegurarse de que tienen acceso a las cosas que necesitan para su bienestar.
¿Por qué los perros defienden sus recursos?
La defensa de los recursos es un comportamiento profundamente arraigado en la evolución de los perros. En la naturaleza, recursos como la comida, el agua o el refugio eran limitados, y un animal que conseguía asegurar sus recursos tenía más posibilidades de sobrevivir. Este comportamiento se ha transmitido de generación en generación y sigue siendo parte integrante del comportamiento de los perros hoy en día, independientemente de que vivan en un entorno de abundancia o no.
Dentro de una manada, como ocurría con los antepasados de nuestros perros, los lobos, la defensa de los recursos desempeñaba un papel decisivo. Los animales de rango superior tenían prioridad en el uso de la comida y otros recursos importantes, mientras que los de rango inferior tenían que aprender a esperar para acceder a ellos. Estas jerarquías ayudaban a minimizar los conflictos dentro del grupo y a regular la distribución de los recursos. Rara vez era necesario que los conflictos se intensificaran: los gestos amenazadores, los gruñidos o la fijación solían bastar para aclarar la jerarquía y, por tanto, el acceso a los recursos.
Sin embargo, entre especies diferentes, como entre un perro y otro animal, la defensa de los recursos puede ser mucho más intensa. Mientras que los conflictos intraespecíficos suelen resolverse mediante la comunicación social, los conflictos interespecíficos suelen implicar la afirmación física de reivindicaciones. En la naturaleza, esto podría significar la muerte de competidores para asegurar su propia supervivencia. Aunque este tipo de situaciones rara vez se dan en la vida moderna, los patrones de comportamiento que apoyan esta estrategia siguen presentes en la herencia genética de nuestros perros.
Lo que un perro percibe como un recurso varía de un perro a otro. Mientras que algunos perros apenas defienden recursos, otros muestran un claro comportamiento de protección de cosas aparentemente insignificantes, como un juguete, un hueso para masticar o incluso un lugar donde dormir. Este comportamiento depende en gran medida de la personalidad del perro, de sus experiencias previas y también de su entorno.
Aunque en nuestro mundo occidental los perros no experimentan falta de recursos, la defensa de la comida u otros bienes demuestra que se trata de un comportamiento biológicamente arraigado. Este comportamiento no es necesariamente un problema, sino un vestigio evolutivo que fue esencial para la supervivencia en el pasado. El reto para la gente del perro es comprender este comportamiento y tratarlo con respeto.
La frustración y su relación con la defensa de los recursos
La frustración es una causa común de defensa de los recursos y desempeña un papel decisivo en el desarrollo de la agresividad. Se produce cuando no se cumple un objetivo o una expectativa. Para los perros, esto puede significar que no tienen el tiempo o la oportunidad de utilizar un recurso que consideran importante. Esta frustración se convierte a menudo en un comportamiento agresivo para asegurarse el recurso.
Un ejemplo típico de esto es cuando se le quita la comida a un cachorro sin preparación ni adiestramiento. Muchas personas que se dedican a los perros creen que éste es un buen método para ejercer el "control". En realidad, sin embargo, el cachorro aprende algo completamente distinto: asocia la situación con la necesidad de comerse la comida lo antes posible, ya que se la pueden quitar en cualquier momento. Este miedo a la pérdida a menudo conduce a que, más adelante, el perro defienda su comida u otros recursos con agresividad de recursos, un comportamiento que está completamente creado por el hombre.
Un perro que experimenta repetidamente la frustración suele desarrollar una mayor desconfianza hacia su entorno y las personas que le rodean. Si regularmente se le impide disfrutar de un recurso o se le priva de él sin compensación, este sentimiento se refuerza. Con el tiempo, esto se convierte en un patrón fijo de comportamiento que dificulta que el perro ceda recursos con calma o que los comparta en absoluto.
Otro problema es que la frustración suele deberse a malentendidos. Muchas personas con perros no se dan cuenta de que el perro no actúa contra ellos en una situación, sino a su favor. Por ejemplo, si un perro gruñe porque está defendiendo un juguete o un hueso para masticar, está comunicando principalmente que se siente incómodo y no está dispuesto a renunciar a ese recurso. En lugar de responder a estas señales, muchas personas reaccionan presionando o incluso castigando, lo que aumenta aún más la frustración del perro e intensifica la agresividad.
La clave para evitar la frustración y la defensa de los recursos es comprender la perspectiva del perro. Los perros actúan en función de la experiencia y las expectativas. Si aprenden que la defensa de los recursos no es necesaria porque se les recompensa por ceder o se les ofrecen alternativas, la frustración se reduce considerablemente.
Al reconocer cómo surge la frustración, podemos asegurarnos mejor de que nuestro perro desarrolle confianza en nosotros y aprenda que sus recursos están a salvo, tanto si estamos a su alrededor como si lo controlamos en ocasiones.
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Resumen
Los recursos y su defensa forman parte natural de la vida de nuestros perros. Protegen lo que consideran importante, ya sea comida, juguetes, un lugar donde dormir o incluso a nosotros, los humanos. Este comportamiento tiene profundas raíces en la evolución y está estrechamente ligado a la supervivencia y al orden social dentro de los grupos.
La defensa de los recursos no es un "problema", sino una expresión normal de sus necesidades y de su percepción del entorno. Sin embargo, la frustración causada por malentendidos o malos tratos puede convertir este comportamiento en agresivo. Sobre todo cuando los perros aprenden que los recursos no son seguros o que son "castigados" por cederlos.
A nosotros, como personas con perros, nos corresponde comprender este comportamiento y responder con respeto. En lugar de provocar frustración, debemos mostrar a nuestros perros que los recursos son seguros y que compartirlos o regalarlos no supone una pérdida.
En el curso posterior del plan de adiestramiento, puede volver a los ejercicios ya mostrados (días 42 a 48) para la señal de "apagado" con el fin de enseñar suavemente a su perro que no es necesario defender los recursos. Equipado con este conocimiento, podrá comprender mejor a su perro y trabajar con él para crear una vida cotidiana armoniosa.
Este vídeo y este adiestramiento forman parte del Concepto de Obediencia Grunge, un programa estructurado para fomentar la obediencia y el vínculo entre humanos y perros. El concepto es cuidadosamente didáctico y metódico para garantizar que cada ejercicio se basa en el anterior para lograr la máxima eficacia. Es crucial que lleve a cabo el adiestramiento en el orden previsto para conseguir los mejores resultados posibles para su perro.